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EN UNA CONVENCIÓN DE CIGÜEÑAS

GINEBRA, Junio 1 de 1991.


Reina gran alboroto en el fastuoso salón dorado del Nourrir Hotel. Se siente en el
ambiente una tensa expectativa por los temas que van a ser tratados próximamente, en la
convención extraordinaria del gremio de... las cigüeñas. Si señor lector, Paulette,
presidente, Colette, vicepresidente y Nanette, secretaría de la Unión de Cigüeñas
Defensoras de los Niños del Mundo (UNCIDENIM), han citado a todas las afiliadas a su
agremiación a una reunión de carácter extemporáneo, cuyo tema será enunciado por
Paulette en la primera sesión del día de hoy, primero de junio.


A las ocho en punto de la mañana, se recibe con un enorme alborozo y sonoros
aplausos, la presencia de la honorable junta directiva de la asociación. Todas las
cigüeñas afiliadas, confían en el criterio, la madurez y seriedad de Paulette, quien desde
hace cuarenta años ostenta el titulo de presidente, el cual se ha ganado gracias al
esfuerzo de incontables vuelos felices y fructíferos desde París a todos los confines del
mundo. Ella ha llevado en su pico, a los dichosos seres humanos, el fruto del amor que
tanto suplican a la vida: un hijo.


A través de toda su existencia, Paulette se ha sentido orgullosa de su labor y en los
numerosos reportajes que se le han hecho, ha expresado siempre el convencimiento de
que ella desempeña el único trabajo en el mundo que esta pleno , de satisfacciones y
aprovecha toda ocasión, para motivar a sus compañeras hacia el mismo sentimiento,
puesto que considera que por ellas se llena la tierra de valiosos seres humanos,
designados por Dios, como seres supremos encargados del cuidado del universo.
Paulette piensa, que ha cumplido a cabalidad la tarea de colaborar al hombre en la
misión que se le ha encomendado, dándole felicidad y mas "obreros" que él entrenará
para enriquecer la historia y llenar el planeta de hechos y cosas hermosas.


Sin embargo, hoy Paulette no tiene la cara alegre como siempre, Colette y Nanette
tampoco sonríen. Esto como es natural, preocupa a sus compañeras, quienes guardan
silencio esperando las palabras de su presidente, ella poniéndose de pie, inicia su
exposición de motivos así:


Me siento muy agradecida con todas ustedes por acudir en forma inmediata y masiva
al llamado que les hemos hecho. No quiero preocuparlas, pero situaciones alarmantes
que necesito que conozcan y que requieren proporcional y urgente remedio, nos han
obligado a convocarlas en forma tan enojosa y repentina.


De sobra conocemos la misión que nos ha sido encomendada por la naturaleza, para
ayudar a los hombres a prolongar su especie y poblar la tierra y creo que la hemos
cumplido a cabalidad desde los inicios de la creación. Hemos llevado en nuestros picos
la preciada carga que se nos encomienda dejar a hombres y mujeres maduros habitantes
de todos los rincones de la tierra: negros, blancos, amarillos, ricos y pobres, bonitos y
feos, grandes y pequeños, en fin, sin limitaciones ni recatos, nuestras compañeras han
viajado miles de kilómetros llevando ternura y felicidad envueltas entre pañales.


Sin embargo, el no retorno de compañeras que creíamos muertas en el desarrollo de
su tarea y el cumplimiento del deber que se nos impone de revisar de cuando en cuando
el destino de nuestras hermosas cargas, nos llevaron a mandar un comando de cigüeñas
a todos los poblados de la tierra y es el resultado de su misión y el informe presentado
por ellas, el motivo de nuestra reunión extraordinaria. Quiero que ustedes las escuchen
a ellas directamente, después deliberaremos, analizaremos y pondremos algún remedio.
Un aplauso se oyó como aprobación a la propuesta. Nanette procede entonces a llamar a
las declarantes:


Helene, cigüeña joven y de relativa experiencia en vuelos, es llamada al estrado y
después de los juramentos de rigor dice así:


Iba yo hacia un país nuevo del sur, pasando por el occidente viejo y el norte nuevo y
vi como, hombres vestidos todos de blanco, disparaban al cuerpo de cigüeñas que
transportaban su carga. Vi como, compañera y carga caían muertas a los lados de estos
hombres. En principio pensé que había visto mal, pero con dolor comprobé que estos
señores estaban dedicados a cazar cigüeñas cargadas y lo que es peor aun, los demás
hombres se los permitieron y en ocasiones les solicitaron hacerlo. Es esta la razón por la
cual muchas de nuestras compañeras no pueden regresar a su nido.


Un ruido ensordecedor se produjo en el salón dorado. Las cigüeñas incrédulas
exclamaron al unísono un !No puede ser!


Cuando se hubieron tranquilizado un poco, Nanette, llamó a Mireille, cigüeña vieja y
experimentada con mas de veinte mil cargas felizmente depositadas. Con una inmensa
tristeza expresada en su rostro, Mireille dice:


Hace tres años, lleve la niña mas hermosa que conocí a una joven mujer quien a
pesar de su pobreza, la deseaba con toda el alma. Las dos me impactaron tanto que
cuando Paulette me pidió hacer vuelo de prueba, decidí visitarlas. Cuando entré me
encontré con el relato de que después de que llegara yo con la niña, el padre, borracho y
sinvergüenza, asustado porque la comida que tendría que dar a la niña, le quitaría el
alcohol que el debía ingerir a diario, había abandonado a la madre y a la pequeña. Ya
supondrán el estado de la primera, desamparada, sin trabajo y con tal responsabilidad.
Es así como desde sus primeros días, la niña debía permanecer sola durante mucho
tiempo, mientras su madre trabajaba para ganarse la vida. En el establecimiento en
donde prestaba sus servicios, la madre conoció a un hombre, que bueno o malo le
propuso casarse con ella. En esto vio la mujer la salvación a los problemas de su hija,
pensando que reponerle el padre era lo mejor que ella podía hacer. Me duele tanto lo
ocurrido que no voy a alargar esta historia. Es así como un día, cumplidos los tres años
de mi pupila, no aguantando mas el dolor de estomago que produce el hambre, empezó
a llorar sin parar. La madre había salido de la casa y el padrastro ebrio le pego a la niña
hasta quitarle el dolor del hambre. Cuando yo llegue la niña ya no se movía y el
padrastro, sin darse cuenta de lo ocurrido, dormía cobijado con su borrachera.


Ahora, ya no se oyó nada en el gran salón. Todas las cigüeñas tenían los ojos y la
boca abiertos y ninguna podía moverse.


Sin permitirles reponerse de su asombro, a aquel estrado subió Marie una cigüeña
experimentada y de pocas palabras. Marie dijo así: Para un humilde barrio de una gran
ciudad llevé hace cinco años una niña que debía convertirse con el tiempo en los ojos de
sus padres. Luz, como ella se llamó, fue una niña vidente que nació para iluminar el
camino de sus dos padres invidentes. Después de ella llegaron para alegrar la familia
tres pequeños mas. El sustento para todos lo conseguian pidiendo limosnas en la calle a
las personas de buen corazón que quisieran ayudarles. Desde cuando aprendió a
caminar, Luz guió a sus padres por entre los carros que transitaban por la gran avenida,
siendo su trabajo, su diversión y su vida ser el dulce lazarillo de sus padres para bien de
sus hermanos. La calle fue su hogar, su escuela y su sustento y en ella vivió feliz durante
los cinco largos años de su existencia, porque un día, un irresponsable conductor de
autobús, tratando de sobrepasar a otro, apagó la luz de tan hermosos ojos, sumiendo en
la mas completa oscuridad a padres y hermanos de la niña.


Ahora, al estupor inicial de las cigüeñas siguió el triste llanto que produjo la historia
de la luz.


Nanette tuvo que llamar muchas veces a Cecile, la siguiente declarante, para que al
fin se decidiera a subir al estrado. Veía a sus compañeras cigüeñas con tal cara de
tristeza, que se sentía culpable al rendir una declaración que la aumentase.


Sintiéndose obligada por Nanette, Cecile dijo: Al llegar a la casa de mi protegido de
ocho años, encontré que su padre lo castigaba por haberle cogido dos monedas de su
bolsillo. Después de rociar sus manos con gasolina, les prendió fuego, pretendiendo
enseñarle de manera absurda el respeto por las monedas ajenas que él no tenía por las
manos ajenas. La madre, cómplice de la tortura paterna, permaneció en silencio. Por
favor Nanette, no me obligues a seguir, no soy capaz de revivirlo y al contarlo tengo que
hacerlo. !No soy capaz!


Cuatro cigüeñas pertenecientes al comando enviado por Paulette, habían contado
sobre lo que hallaron en su visita de prueba y se sentía el ambiente tenso y cargado de
emociones que parecían próximas a estallar. Mientras tanto, mas de un millar de
compañeras esperaban su turno para relatar todo lo observado en los distintos confines
de la tierra.


A renglón seguido, subió Nathalie, la mas joven de las informantes: Estuve en un
país en donde no se encuentran muchos niños, sin embargo, los que hay son queridos y
cuidados por sus adultos cuando pueden, porque viven solos. Visité a Luis, un niño que
llevé hace seis años. Ahora esta en la escuela, papá y mamá trabajan y él no tiene
hermanos. Cuando termina su jornada escolar llega a casa, prepara su almuerzo y en
muchas ocasiones, en la noche se queda dormido, cansado de esperar durante horas a
sus padres. Él añora un hermano y lo ha pedido a sus papás, pero ellos sonríen porque
piensan que ya con Luis es demasiado. Los niños requieren tiempo y dedicación, ríen y
hablan duro, corretean, juegan, saltan y brincan y piden espacio para vivir y en este país,
no tienen paciencia para oírlos ni lugares para darles porque ya no los hay en las
ciudades, están demasiado llenas con los viejos, sus edificios, muebles, perros, gatos y
automóviles. Cuando yo llegué Luis estaba solo y se dedicaba a pintar una caja envuelta
en papel de regalo, en su interior se alcanzaba a ver la cara de un bebé. Es este el
máximo deseo de Luis pero sus papás no le darán gusto, porque ya tres veces han
cerrado la puerta a nuestras compañeras y lo peor, es que al crecer, Luis tampoco querrá
a los niños porque ha aprendido que ellos siempre serán una carga y que son bellos... en
las pinturas.


Al salir Nathalie, entró Anne, contada siempre por sus compañeras entre las cigüeñas
mas malgeniadas del grupo. Nunca fue grosera o altanera con las demás pero no podía
contenerse para reclamar por aquellas cosas que le parecían injustas.


Me moría de las ganas de venir a hablarles. Dijo para empezar. Lamento mucho si
con mi relato aumento la tristeza que reflejan ustedes en sus rostros, pero no puedo
permanecer callada ante tanto atropello y debo compartir con alguien lo que he visto.
Alguna solución debemos encontrar compañeras, porque no vamos a seguir enviando
nuestra carga a los seres humanos para que todos ellos, sean desdichados e infelices.


Hace un mes llegué a un enorme país que hemos visitado todas millares de veces
porque él esta lleno de gente. Simone, nuestra compañera llegó a un hogar llevando una
niña con ella y a la vez, Sophie llevó a los vecinos de esta familia un niño. La tristeza
que mostramos hoy acá, no es nada comparada con la que adiviné en los rostros de los
padres de la niña, una gran desilusion llegó con ella a aquel hogar, tan sólo comparable
en su intensidad a la alegría expresada por los vecinos.


Todas las veces que visité un hogar para dejar un bebé, lo descargué y salí al instante
orgullosa de mi trabajo y suponiendo que dejaba detrás de mi, un reguero de felicidad
que acompañaba al recién llegado a su nuevo hogar. Pero el día aquel en que vi el
aterrizaje de mis compañeras Simone y Sophie, comprendí que no siempre ocurría como
yo me lo imaginaba, ello me causó tremenda sorpresa y decidí quedarme hasta averiguar
la razón.


Pues bien, en ese país, es una desgracia para la familia recibir una niña. Así como lo
escucháis. Al crecer ella se convertirá en una mujer y las mujeres son una peste. Cuando
un padre pobre y casi todos son pobres, recibe una niña, sabe que deberá trabajar
durante toda su vida, para comprarle un marido a su hija cuando ella tenga doce años.
Como las madres saben el triste porvenir que tendrán sus hijas, porque ellas lo padecen
ahora, en muchas ocasiones les impiden llegar a crecer, eso pasó con la niña que llevó
Simone ese día. Para el niño en cambio, todo fue diferente: atención, cariño, cuidados y
mimos, en fin, todo lo que sin razón, se le negó a la pequeña. Desde entonces me
pregunto qué harían en ese país, si tan solo les llevásemos niños.


Después de escuchar a Anne con atención, Paulette presidente de UNCIDENIM,
retomó la palabra para hablar así a sus compañeras: Tengo plena conciencia de lo que
sienten ante el testimonio de las seis compañeras que han venido hasta acá. Ya nosotras,
en calidad de Junta Directiva de nuestra asociación, hemos oído todos y cada uno de los
relatos hechos por las cigüeñas enviadas y venidas de todos los lugares a los que hemos
servido. No ha sido fácil para nosotras, créanlo y es por eso que evitándoles a ustedes el
dolor de tener que seguir oyendo tales detalles, Colette, nuestra vicepresidente,
presentará un resumen de lo informado.


En medio del tenso silencio de las mayorías, sube Colette y comienza diciendo así:
Todas nuestras compañeras enviadas como observadoras del destino de las cargas que
transportamos, han coincidido en afirmar que tal vez intuitivos de su esencia, los seres
humanos han llenado todas sus ciudades y aldeas con ciertos jeroglíficos, que hecha la
traducción pertinente de cada lengua, expresan algo que han llamado: "LOS
DERECHOS DEL NIÑO". Pues bien, tales derechos, son ocho y resumiéndolos quieren
decir, que cada una de sus crías es única y que por eso debe tener un nombre propio y un
país que esté orgulloso de él; que todos los niños del universo, negros, verdes, amarillos
o blancos, serán protegidos y atendidos para que crezcan bien, tengan salud, alimento,
vivienda, juego y todo aquello que puedan llegar a necesitar; que aquellos que por
desgracia han enfermado, merecen mas atención que cualquiera; que todos los papás,
vecinos, amigos y ciudadanos, van a querer mucho a los niños y que les van a enseñar
todo lo que saben para que aprendan muchas cosas lindas e importantes; que en caso de
desgracia se atienden primero que los adultos y finalmente, que jamás los abandonaran o
maltrataran y que los mayores trabajaran para ellos y nunca al contrario.


No entiendo, interrumpió Jacqueline, con jeroglíficos o sin ellos, son estos los
principios elementales que toda especie mantiene con sus crías, porque todos sabemos
que del cuidado que prodiguemos a nuestros hijos, depende la fuerza que alcanzaran
para poder sobrevivir, llegar a la madurez y prolongar nuestra especie.


Si, si, respondió Colette, alzando la voz para acallar a sus compañeras que querían
todas opinar sobre este asunto.


Entiendo, prosiguió, que son principios comunes a todos nosotros los animales. Sin
embargo, escuchen de qué manera, a pesar de estar siempre recordándolo en los
jeroglíficos, los informes de nuestras compañeras, como ya lo han oído y les narraré yo
ahora, se refieren a que los humanos violan de modo constante tales principios.
Encontramos niños botados en canecas, haciendo compañía a la basura y existe un
grupo humano que se llama Curdo, para darles un ejemplo - porque existen otros en
igualdad de condiciones que es expulsado de todos los lugares en los cuales se asienta.
Padres y niños caminan y caminan hasta morir de cansancio, porque los otros alegan que
no son de aquí, ni de allá, no hay rincón en la tierra para ellos ni pedazo de cielo que les
de cobijo. No se llaman, ni nadie se siente orgulloso por ellos.


También nos informan de niños topos, lombriz o renacuajo, ya no recuerdo. El caso
es que son niños sin nombre, sin padres, sin techo, sin comida, sin nada. Son sin duda
los niños SIN. Viven en grandes tubos ubicados debajo de las ciudades, por los que se
transporta la inmundicia de ellas. Estos niños carecen hasta de rostro, porque él esta
cubierto por el mugre y la desesperanza.


Todos incluyéndose ellos mismos, han llegado a creer que son basura, que forman
parte de ella, que se confunden con ella y me pregunto yo: ¿Quién puede sentirse
orgulloso de la basura?


Otros, al igual que los niños SIN, carecen de nombre y de padres, pero viven arriba
en las ciudades, hacen parte de ellas y son un pedazo de asfalto de la calle o de cemento
de los edificios. Todo el tiempo deambulan de acá para allá, personas mayores los
envían a pedir dinero a otros y estos se los dan. ¿Saben por qué ? porque saben que esos
niños no deberían estar ahí, saben que les están incumpliendo con sus derechos y les
pagan tratando de compensarles todo lo que les falta. De eso se aprovechan los primeros
y han llegado a dañar a estos niños para que se note mas el incumplimiento de sus
derechos y se les pague mas por ello. Es un negocio y así se maneja. Gabriel un niño de
estos, perdió una pierna porque su DUEÑO la amarró doblada durante tres años, hasta
que así se quedó. Otros perdieron sus ojos o sus manos, pero lo cierto es que todos,
todos, perdieron su dignidad, su condición de seres humanos.


También visitamos países en guerra. A pesar del grave riesgo que implicaba para
ellas, algunas compañeras fueron a sitios en donde los hombres se pelean hasta matarse.
Esto es terrible, pero en realidad lo es mas que los niños se encuentren también
involucrados en ello. No hay tiempo para producir comida y algunos mueren de hambre,
otros son puestos en primera fila y mueren antes junto a sus mayores, otros fusil en
mano, son enviados al campo de batalla y otros como Mamud, murieron aplastados por
cajas llenas de víveres, que personas de países amigos, en misión humanitaria,
descargaron desde el aire para colaborarles.


No sólo no son atendidos en primer lugar, en caso de desgracia, como lo establecen
sus derechos, sino que en un país en guerra, se llenó un frágil refugio con centenares de
niños, con el fin de que fueran atacados por las bombas de los enemigos. Las fotos de
los niños masacrados recorrieron el mundo, como prueba de la brutalidad de aquel
enemigo.


En un sitio muy cerca de allí, Isabelle encontró seres parecidos a los niños, ella ha
dicho que no puede creer que lo sean porque les falta tanta carne, que sólo se ven sus
huesos y unos enormes ojos tan quietos como el resto de su cuerpo. Este informe lo
tenemos pues, con cierta reserva, debido a que nos es imposible saber con certeza si
aquello que vio Isabelle, cumple con el objeto de nuestra investigación
.


A pesar de que algunos de ellos se dedican exclusivamente a educar a los niños,
enseñándoles todo lo bueno que un ser humano puede llegar a ser, otros se inventaron
una caja mágica que en los ratos que quedan libres después de la enseñanza, los
hipnotiza desandando el camino recorrido por los maestros. Cuando estos han dicho que
un ser humano no mata a otro, mucha sangre fluye dentro de la caja mágica mostrando
como los hermanos se acaban entre ellos. Si se les inculca el respeto y amor por sus
congéneres, la caja trae grandes dosis de odio y degradación para mostrarles de qué
manera se utilizan tales sentimientos en contra de los otros. Es tal el sortilegio de esta
innovación, que le hace creer a los frágiles pequeños cuáles son sus necesidades y llega
a suprimirles aquellas otras que en verdad existen en su interior, como pensar por si
mismos o prodigarse los cuidados que requieren para existir bien.


Niños que llegaron diferentes a los demás han hecho apenar tanto a sus padres que en
algunos casos, han sido confinados a vivir encerrados o amarrados, vigilados día y
noche por sus carceleros para que nadie pueda verlos. Jairo, un pequeño llevado por
Jeanne hace cinco años, cuyo único pecado era pensar o actuar diferente a los otros
niños de cinco años, es reportado por nuestra compañera como un pequeño que ahora es
mezcla de perro - mico, animales que lo acompañaron, de forma humanitaria, en su
soledad, enseñándole a ladrar y a rascarse, como única forma de comunicación que
ignorara a aquellos seres que tanto lo despreciaron.


Ninguna de quienes hemos tenido acceso a esta investigación hemos podido
comprender aun, por qué los hombres decidieron matarnos cuando llevamos su carga, si
desde el mismo instante en que inventaron buenos sistemas de comunicación
permanente con el cigüeñal, nos han avisado en qué momento están listos para recibir a
sus pequeños, porque todo se encuentra dispuesto para ello. Además no recuerdo nunca
haber llevado un bebé a quien no lo dispusiese así con una pareja, ¿por qué entonces
acudir a medios tan extremos y violentos para con nosotras y para con ellos mismos? Si
alguna de ustedes tiene una explicación para estas aves, por favor póngase de pie y
hable.


Un gran silencio llenó el enorme salón. Era imposible para las cigüeñas entender
razones que quizá no existen.


En realidad podríamos pasar mucho tiempo acá narrando a esta asociación las
proezas de los seres humanos, prosiguió Colette. Ustedes entenderán que quien puede
actuar según lo relatado, tiene posibilidades infinitas de hacer lo inimaginable para
nosotras, disminuidas y apocadas cigüeñas, incapaces de entender la esencia de los
humanos y sus porqués.


!No mas. No mas! Dijo enérgicamente Denise, una linda y sensible cigüeña. En
verdad desconozco las razones que hayan llevado al hombre a comportarse de forma tan
atroz y despiadada, han de ser muchas y poderosas para haber dañando así a un ser al
que hemos servido siempre de manera desinteresada, en razón a la gran admiración que
hemos sentido por él, por su grandeza.


No, no -interrumpió Anne- No es bueno dejar pasar esta oportunidad sin reflexionar
sobre la culpa que podamos tener en ello. Quizá exageramos nuestros envíos a los
hombres, creyendo que valía la pena multiplicar una especie que nos ha engañando
haciéndonos creer que era mejor que todos los habitantes de la tierra.


Tal vez, esto lo que nos muestra es que el hombre es igual a todos y que padece
exceso de población que ha comenzado a regular por si mismo.


Demasiado cruel para ser verdad, dijo Paulette, dando cierto orden a la discusión.
Todo ello no pasa de ser especulación. Sin embargo, sea cual fuere la razón o motivo
que impulse al hombre, la realidad es que no sabe como tratar a sus niños, no sabe
cuidarlos y no ha apreciado su valor. Seguirlos llevando, sólo empeora los problemas de
los niños a los que tenemos obligación moral de cuidar y proteger, puesto que a nosotras
son encomendados en primera instancia, por nuestro comprobado y milenario sentido de
la responsabilidad y cumplimiento del deber. Por todo lo anterior, yo propongo a esta
honorable convención, una solución definitiva y radical al problema:

NO MAS NIÑOS PARA LOS SERES HUMANOS !


¿Te das cuenta lo que eso supone ? dijo Denise, dirigiéndose a Paulette.


Lo sé, respondió Paulette. Me duele tanto como a ti, pero no veo mas alternativas. El
hombre debe conocer el valor real de sus niños y sólo así podrá aprenderlo.


¿Aunque se le niegue la posibilidad de remediarlo ? Refutó Denise.


Aunque así sea, respondió duramente Paulette. No merece otra cosa.


Con un enorme aplauso, aprobó la convención en pleno, la propuesta de Paulette.


Había tristeza en sus rostros y firmeza en su corazón porque todas sabían que habían
tomado la decisión correcta.


Desde aquel día, todas las mujeres y hombres fueron estériles, incapaces de procrear.
Muchas cosas desaparecieron desde entonces de la faz de la tierra: Ya no hubo
felicidad ni alegría, ya no hubo mas risas, ni sonrisas, se acabó la actividad y el bullicio,
el cariño, la ternura, la belleza, la curiosidad, la búsqueda, el aprendizaje. El mundo se
llenó de seres viejos, quietos, melancólicos y agonizantes, porque la vida se fue con los
niños.


Las cigüeñas castigaron a los hombres al quitarles el futuro. Los niños eran el futuro
y ellos lo habían despreciado y lo que es peor aun, ya para entonces no pudieron ni rogar
a las cigüeñas, porque hasta la esperanza se había ido con los niños.

Por María Isabel González

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