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DEL AROMA DE COLOMBIA AL SABOR DE ITALIA

Por María Isabel González


“Caminante son tus huellas
el camino y nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar”.
Antonio Machado


LA HOMEOSTASIS

La pertenencia-La afiliación

No es una decisión individual el lugar en donde se nace, la cultura a la cual se pertenece, el grupo humano que te recibe cuando llegas. Así como tampoco se es el producto de una elección de la cultura, ni de la familia o de la pareja a partir de la cual se viene al mundo. Adaptarse es un proceso que viaja de la mano del crecimiento, largo, difícil, unas veces doloroso y otras también alegre o satisfactorio. 


De hecho, pocas veces en la vida uno elige libremente la pertenencia a un grupo. Mientras se es un niño, los padres eligen por él y sólo a medida que crece, empieza a tomar cada vez más decisiones al respecto. Sin embargo, estas elecciones tempranas que hacen los padres por el niño, van tejiendo una red de formación que se adecua a las expectativas de la cultura a la que se pertenece y que determinan en gran parte las elecciones que él o ella harán personalmente en el futuro. Es decir, todo se dispone de tal forma que cada vez se corresponde en mayor medida, a lo que la cultura y por ende los padres, miembros de esa cultura, piensan que se debe ser.


Esto significa, que a través del desarrollo y del crecimiento se logra asumir la cultura y por tanto adaptarse a la misma en un proceso dinámico e interactivo.


De modo que la identidad que se adquiere en primera instancia, es una identidad que proviene de la identificación con tu grupo de origen, con tu cultura.


De acuerdo con nuestra historia, se es aroma o se es sabor, se adoptan características que vienen de la cultura y que definen a un individuo como uno o como el otro otro y se rechazan otras características o posibilidades, que tal vez existen en otras culturas o que eventualmente pudieron o podrán existir en otro tiempo, porque ni siquiera se conocen.


Dicen los orientales que el ser humano es un campo de infinitas probabilidades y si esto es cierto, desde el momento mismo en el cual se entra a formar parte de un determinado grupo cultural o social, las probabilidades infinitas de ese ser humano se limitan a las del grupo, a las que el grupo conoce y que por supuesto orientará y le ayudará a desarrollar al nuevo miembro.


No creo que la homeostasis sea algo inherente al ser humano, por el contrario, el movimiento que hay en él es permanente. Movimiento que no sólo se refiere a su capacidad física motora, sino a un ser que interna o externamente, siempre esta en proceso de. La homeostasis por lo tanto, en nuestra historia de los aromas y de los sabores, se usa para designar dos cosas: Una, la adaptación a través de la identificación con los valores de tu cultura, la auto definición que se basa en esos valores. Otra, un estado cualquiera, anterior a una crisis.


LA CRISIS


La separación-La individuación


Como vimos, el crecimiento se produce dentro de un grupo familiar y cultural determinado que te protege mientras no puedes hacerlo por ti mismo y al mismo tiempo te da las herramientas de que dispone para vivir y te ayuda, a través de la educación, a descubrir tus fortalezas y a superar tus límites. Sin embargo, desde los tiempos prehistóricos del ser humano y también como nos lo enseñan desde su posición en el universo, tantas especies animales, cuando se alcanzan ciertas competencias es posible individuarse y alejarse del grupo de origen, con todas las herramientas que se han forjado durante los años que se viven en su compañía.


Separarse del grupo familiar que te ayuda a crecer a través de la pertenencia a él, es decir, individuarte y reconocerte como un ser dotado de características propias y poseedor de recursos para la sobrevivencia, debe ser el resultado de un proceso, como tantos otros que se desarrollan paralelamente en el transcurso de la vida de los humanos. Como caminar, por ejemplo. Un niño camina cuando todas las condiciones están dadas para ello.


Todo lo anterior no quiere decir que no sea difícil o doloroso separarse, porque tornando a nuestro ejemplo de un niño que camina por primera vez, podemos entender cuántas cosas importantes vendrán para él a partir de este hecho, aparentemente tan simple, pero también podemos imaginar el miedo que le produce la falta del apoyo que hasta ese momento lo sostenía, la falta de estabilidad y una visión del mundo nueva, desde una óptica diversa. 


A partir de separaciones parciales de tu grupo de origen y de una separación definitiva que se da con el crecimiento, vendrán muchas afiliaciones y pertenencias a nuevos grupos, con sus respectivas vinculaciones y también separaciones que no siempre hacen parte de un proceso calculado, consciente y madurado. Ocurren súbitamente y por supuesto nos ponen en crisis.
Es el mismo fenómeno para todos, es el mismo caos repentino, pero el efecto en cada uno es diferente. Porque depende de las características personales y de los recursos que cada uno tiene para defenderse, para moverse dentro de la crisis.

Depende de todas las herramientas que adquirió y desarrolló en etapas anteriores de la vida, muchas veces también a través de situaciones similares.


La crisis súbita obliga a individuarse es decir, obliga a asumirla de modo personal y a defenderse como cada uno sabe y puede hacerlo. Buscar un grupo solidario, por ejemplo, puede ser uno de esos recursos individuales.


La carencia de recursos suficientes para la defensa, significa la muerte, la desaparición, la extinción.


Aquello que es realmente cierto es que ninguno pasa por la crisis y permanece igual que antes.


LA MIGRACIÓN


Una alternativa entre tantas


Es importante resaltar que en este caso usé la migración como ejemplo de crisis, de separación y de cambio porque se me pidió hablar sobre una circunstancia particular de mi vida actual, que es el hecho de vivir en un país diferente al mío y de haber vivido esta experiencia dentro de la Accademia de Psicoterapia de la Familia. Sin embargo, las situaciones que nos ponen en crisis, son muchísimas y de muy diverso orden.


El hecho es que aquí, en nuestro ejemplo, hay un luto que se debe elaborar.


Una pérdida que se debe negar, maldecir, llorar y finalmente aceptar, de acuerdo con las etapas del proceso de duelo que establece John Bowlby (1963).


Sin embargo, no siempre tenemos la “fortuna” de poder elaborar un duelo tomándonos el tiempo necesario para ello, porque no lo hay. La vida depende, como en este caso de una adaptación rápida al nuevo ambiente y la elaboración del luto se pospone.


En una situación de crisis en donde la vida depende de la adaptación, un ser humano considera que debe primar la capacidad para pensar y que es la razón nuestro principal instrumento, porque a través de ella podemos superarla. 


Entonces se utiliza la razón para recorrer el siguiente camino: 


1. Se determina la ubicación. Lo cual significa simplemente saber en dónde
estamos.


2. Se desarrolla la observación y se optimiza la percepción al máximo, de modo que se puedan captar todas las señales que provienen del medio ambiente y que en un momento dado pueden convertirse en una ayuda o en un límite.


3. Se compara y evalúa la información de lo conocido vs. lo desconocido.


4. Se emprenden acciones.


Solemos decir con mucho orgullo que es el pensamiento el que diferencia al ser humano de los animales. Sin embargo, no creo que sea este tipo de pensamiento el que nos distingue de los animales, porque se parece mucho al de ellos, es decir, el recorrido anterior creo que es el mismo que hace un animal que se siente en peligro. Creo que lo que en realidad nos diferencia de otros animales es más bien la conciencia que los seres humanos podemos tener de nuestros sentimientos, por ejemplo:


- La tranquilidad que produce ser igual a otros, lo cual significa pertenencia.


- La tristeza y el vacío, la sensación de incomprensión cuando se es diferente de todos los demás.

 

Sentimientos relacionados con la individuación.


Creemos que nos desvinculamos de nuestro grupo cuando nos separamos de él físicamente. Lo cual es imposible. Estamos eternamente ligados a través del recuerdo y de los afectos y ello puede convertirse en un recurso para sobrevivir en la individuación.


ADAPTACIÓN


Una nueva afiliación


Las nuevas afiliaciones requieren:


Apertura: el reconocimiento y la aceptación de la existencia de realidades diversas.


Curiosidad para interesarse por nuevas realidades y acercarse a ellas sin ideas preconcebidas.


Flexibilidad para la convivencia y la integración, para la modificación mutua que crea una nueva realidad, sin que ninguno renuncie a su individualidad que en la confrontación se enriquece.


Modulación de las defensas que se acrecientan durante las crisis y que sirven primero a la sobrevivencia en medios hostiles pero que ceden cuando la hostilidad no existe para permitir la adaptación.


Conocimiento del otro que empieza en el conocimiento de si mismo. Sólo puedo reconocer las características del aroma, cuando tengo claro cuáles son las del sabor y viceversa.


Reconocimiento de generalidades y de individualidades: Características de los grupos y de los individuos. - Fenómenos como el racismo y los prejuicios raciales - se originan en generalizaciones absurdas que desconocen las individualidades.


Respeto por la cultura de donde proviene el otro y por sus características diferentes, valores, usos y modos de vida, entendiendo que todos tienen la misma validez.


Aceptación del otro con sus fortalezas y también con sus debilidades en condiciones de igualdad.

Todos tenemos fortalezas y debilidades y la adecuada combinación de fortalezas diversas da como resultado excelentes equipos de trabajo, si existe la confianza suficiente para dejar conocer también cuáles son las debilidades.


Los factores que disminuyen la potencia de las afiliaciones son los siguientes:

La disociación: La tendencia común, como en este caso, es la ubicación de una fortaleza que se amplifica y la negación cualquier debilidad o carencia. Llegamos a través de este proceso a identificarnos con la fortaleza confundiendo con ella nuestra identidad: se es sabor, sólo sabor o se es aroma y sólo aroma.


Es de esta forma como lo que en principio fue, según los orientales, un campo de infinitas posibilidades, se reduce cada vez más hasta convertirse en un campo compuesto por una o dos fortalezas amplificadas y exageradas cuya existencia debemos defender aún con la vida, porque la vida son ellas, nos convertimos en ellas y olvidamos todas las demás probabilidades que inicialmente existieron en el campo.


La inmadurez grupal: Con frecuencia, los grupos olvidan la razón de su afiliación (el objeto que los reúne) y dedican el espacio de reunión a la resolución de problemas emocionales que surgieron en su grupo primario de afiliación: la familia, el primer grupo que enseña y en donde se aprende la convivencia grupal.


Creo que estas dos son dificultades que atacan a muchos profesionales pero muy especialmente a las personas que trabajamos en este campo. Elegimos como valuarte en la vida la razón, los procesos intelectuales y mientras tanto, asuntos emocionales que nos pertenecen, totalmente negados o camuflados como razón, aparecen en nuestras interacciones grupales impidiéndonos en una gran cantidad de ocasiones, el cumplimiento de nuestros objetivos de grupo.


Lo anterior, nos lleva a plantear la importancia de llevar a cabo las siguientes acciones:


- Continuar trabajando por lograr un conocimiento de sí mismo cada vez mayor en un camino de construcción permanente de una individualidad más consciente de sí misma, de quién es, con qué recursos cuenta en la vida y hacia dónde se dirige.


- Probar constantemente esta individualidad en la interacción con el grupo, aclarando siempre cuáles son los objetivos comunes y las fortalezas y aportes objetivos de cada uno de los miembros para el cumplimiento del objetivo grupal.


- Grupos y personas deben trabajar permanentemente por lograr una mayor coherencia e integración para la unidad: pensamiento - emoción - acción.


LA SEPARACIÓN Y DE NUEVO LA CRISIS


El retorno


Desde épocas prehistóricas los antiguos dejaban en las tumbas de sus muerto figuras de espirales que indican el regreso al origen y los ciclos de la vida, esta gran espiral que cada día nos pone a prueba y que como premio se concede a sí misma.


Esta es una de nuestras pocas certezas porque como dijo Buda: Nadie se baña dos veces en el mismo río. Cada día es una nueva experiencia. 


Estamos listos para continuar?

BIBLIOGRAFÍA


Andolfi M. (2004) Familie Immigrate e Psicoterapia Transculturale, Franco Angeli,
Milano
Andolfi M. (2003) La Mediazione Culturale – Tra l’estraneo e il familiare, Franco
Angeli, Milano
Bowen M. (1979) De la Familia al Individuo – La Diferenciación del sí mismo en el
sistema familiar, Paidós, Barcelona, Buenos Aires, Méjico.
Bowlby J. (1980) El Apego y la Pérdida – La Pérdida, Paidós, Barcelona, Buenos
Aires, Méjico.
Fondazione S. Andolfi (2003) La Qualitá della Vita delle Famiglie Immigrate in Italia,
Franco Angeli, Milano

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